La red 5G se ha posicionado como una nueva forma entender la tecnología y las comunicaciones, y
sólo se habla de sus beneficios: aumentará la velocidad de conexión, los electrodomésticos se
ejecutarán remotamente, se podrá realizar cirugías teleasistidas, y nacerán, al fin, las smart cities.
Pero ¿De qué se trata realmente esta tecnología? ¿Seremos testigos de una sobre conexión social?
¿Presentará algún riesgo?
A grandes rasgos, la red 5G es una nueva generación de tecnologías y estándares de comunicación
inalámbrica que, principalmente, utiliza internet para conectarse a la red de cualquier aparato y
desde cualquier sitio.
Se le denomina así porque es la quinta generación de redes que conocemos. Comenzó en la
década del 80’ con la 1G, que permitió el desarrollode los teléfonos celulares; continuó con la red
2G, que posibilitó los servicios de mensajerías cortos (o SMS, por sus siglas en inglés); el año 2010
fuimos testigos del 3G, que conectó a los móviles con internet; y se luego llegó la red 4G, capaz de
incorporar banda ancha a los celulares, facilitando el streaming y la realidad aumentada entre
otras características.
Ahora se espera que la 5G lleve al límite la experiencia del usuario con internet. Entre sus
características se encuentran la velocidad de navegación diez veces superior a la mejor fibra óptica
que opera actualmente en el mercado. Esto permitiría, por ejemplo, descargar películas full HD en
un par de segundos o desbloquear necesidades muy solicitadas por los usuarios, como los
comandos de voz, el reconocimiento facial y el procesamiento de imágenes y videos en tiempo
real.
“La 5G modificará completamente la manera en que hoy interactuamos. Esto ocurrirá
progresivamente, y permitirá sentar las bases para movernos hacia un mundo cada vez más
inteligente, hacia un gran ecosistema capaz de trascender los smartphones. Por ejemplo,
tecnologías como la realidad virtual y aumentada podrían convertirse en una realidad práctica
impactando y aumentando la adopción en sectores como la telemedicina o la educación”, señala
Nayat Sánchez Pi, directora del Centro de Investigación Inria Chile. A esto, agrega que los vehículos
autónomos capaces de detectar peligros, estacionarse o seguir mapas precisos pueden ser una
realidad dentro de pocos años, en los que este nuevo desarrollo tecnológico “permitirá construir
verdaderas ciudades inteligentes capaces de administrar sus procesos y datos asociados al flujo de
tráfico, la calidad del aire, el uso de energía, la seguridad pública, entre otros, mejorando la
calidad de vida de las personas”.
En tanto, para el doctor Mauricio Rodríguez, profesor de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso (PUCV), más allá de los beneficios individuales que proporcionará la red 5G, lo
interesante de esta red son las aplicaciones que nos permite imaginar: “nos conducirá a un
desarrollo científico tecnológico sin precedentes y acelerará la innovación en sistemas y
aplicaciones. Para Chile sería relevante utilizar la red 5G para desarrollar maquinarias en minería
capaces de comunicarse entre ellas de manera autónoma. Es decir, que la retroexcavadora trabaje
autónomamente y se contacte con el camión tolva para que retire el material y luego lo deje en la
planta de procesamiento: todo ello sin la operación de un hombre o una mujer”.
En este sentido, el investigador de la PUCV indica que es un error creer que esta tecnología viene
a reducir empleos, “ese es un miedo que opera desde la revolución industrial. La 5G nos hará
especializarnos en otras áreas y materias, que vayan de la mano con pensar mejores sociedades.
La gente ya no va a estar recogiendo uva en el campo, sino que buscando cómo optimizar la
calidad de vida en el ámbito laboral”.
¿Qué riesgos presenta la red 5G?
Uno de los principales argumentos que utilizan los detractores de esta tecnología es que, por
aspectos técnicos, su implementación requiera gran cantidad de repetidores que generen un alto
tráfico de radiofrecuencia en el aire que puede ser perjudicial para la salud humana. Esta discusión
se ha dado en varios países y ha sido cubierta por los principales medios de comunicación
internacionales como ABC de España y The New York Times, quienes han revivido el eterno debate
sobre el impacto que este tipo de antenas y ondas tienen en la población.
“Este es un temor infundado”,señala el PhD Pedro Maldonado, neurólogo de la Universidad de
Chile. “Unos pocos estudios han mostrado que el uso de dispositivos con alta intensidad de
radiofrecuencia, como los teléfonos, pueden modificar ligeramente la actividad de algunas
neuronas de nuestro cerebro. Sin embargo, no hay estudios que demuestren que la radiación que
emana de todos los dispositivos tecnológicos tenga algún efecto negativo en nuestra salud o
cerebro. No hay evidencia de que pueda gatillar algún tipo de complicaciones neurodegenerativas.
El uso de estos aparatos hoy se considera seguro”.
Opinión que concuerda con la otorgada por la Organización Mundial de la Salud, la cual calificó a la
tecnología inalámbrica como cancerígena de nivel 2b: compuestos posiblemente carcinógenos
para los seres humanos, esto es, cuando se considera que una asociación causal es creíble, pero el
azar, los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse con una confianza razonable”.
Por lo tanto, hasta ahora la radiofrecuencia es tan nociva como el café.
En ese sentido, Maldonado sugiere tener en cuenta no sólo frente al 5G, sino que con toda la
tecnología: “la mejor y única recomendación frente a la tecnología y su uso tiene que ver con la
apropiada higiene del sueño. Las personas debemos dormir una cierta cantidad de horas en la
noche y la tecnología que llevamos al dormitorio, muchas veces nos impide conciliar
apropiadamente el sueño. Incluso, la luz que emite la pantalla de teléfonos, computadores o el
televisor, tiende a contribuir a despertarnos, más que ayudarnos a conciliar el sueño”, sentencia.
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